lunes, 6 de mayo de 2013

Una pregunta: ¿quién debe recibir la unción de los enfermos?

Para esta pregunta he encontrado un artículo muy interesante que de la WEB www.arquileon.org que responde precisa y preciosamente asï:

«No es un sacramento sólo para los que están en punto de muerte» (SC 73).
"Como resultado de la Constitución conciliar sobre liturgia (Sacrosanctum Concilium, año 1963), el sacramento de la Unción de enfermos ha sufrido una notable transformación en los últimos cuarenta años. El Concilio mostró una nueva comprensión de la que hasta entonces 'Se venía llamando "extremaunción". Sugirió que este sacramento se debería llamar mejor Unción de los enfermos" y que "no es un sacramento sólo para los que están en punto de muerte" (SC 73).
La introducción al nuevo Ritual de la Unción y de la pastoral de enfermos ((RUPE) establece la norma de quién el sujeto de este sacramento. Dice que esta unción "debe ser conferida a los fieles que, por enfermedad o avanzada edad, vean en grave peligro su vida", y que "para juzgar la gravedad de la enfermedad, basta con tener un dictamen prudente y probable de la misma, sin ninguna clase de angustia y, si fuera necesario, consultar la situación con el médico" (n. 8).
Esta introducción establece también que el sacramento se puede celebrar de nuevo "en el caso de que el enfermo, tras haberlo recibido, llegara a convalecer, y puede también repetirse si, en el curso de la misma enfermedad, la situación llegara a ser critica" (n. 9), "puede darse la santa Unción a un enfermo que va a ser operado, con tal de que una enfermedad grave sea la causa de la intervención quirúrgica" (n. 10), también a "los ancianos, cuyas fuerzas se debilitan seriamente, aun cuando no padezcan una enfermedad grave" (n. 11), así como a "los niños, a condición de que comprendan el significado de este sacramento" (n. 12). Recomienda también que "tanto en la catequesis comunitaria como en la familiar los fieles deben ser instruidos de modo que sean ellos mismos los que soliciten la Unción y, llegado el tiempo oportuno de recibida, puedan acogerla con plena fe y devoción de espíritu, de modo que no cedan al riesgo de retrasar indebidamente el sacramento" (n. 13).
Todas estas instrucciones apuntan a una comprensión renovada sobre quién puede recibir el sacramento. No es un sacramento sólo para los que están a punto de morir. Más bien, es un sacramento para aquellos cuya salud está seriamente debilitada pero que, con la ayuda de Dios y las atenciones médicas, pueden, de hecho, recobrar su anterior fuerza.
Pero hay que llamar la atención sobre la administración indiscriminada de la Unción, con lo que se difuminaría el sentido de la palabra "seriamente". No todas las personas son sujetos de este sacramento por estar enfermas o por tener una avanzada edad (simplemente porque tengan ya los 60 o 65 años). Sólo los que están seriamente enfermos o debilitados. Cuando unas personas levemente enfermas o incluso sanas reciben la Unción, se pone en peligro su valor simbólico de ser sacramento para los seriamente enfermos. Alguien ha dicho que "los ritos que intentan abarcar todos los sentidos acaban perdiendo todo sentido".
Por una parte, este sacramento identifica a un cristiano enfermo con Cristo en su pasión y pide la fuerza curativa de Dios, tan evidente en el ministerio de Cristo tal como lo cuentan los evangelios, sobre todo al comienzo del de Marcos. Como dice el mismo Jesús, son los enfermos los que necesitan de médico (Mc 2,17). Las personas que están seriamente enfermas o que por la edad han visto significativamente debilitado su vigor, no deberían dudar en pedir y recibir este sacramento.
Por otra parte, los jóvenes y los sanos, o lo que sufren algún mal leve como un resfriado, si se presentan a recibir este sacramento, corren el peligro de convertirlo en la poción o el elixir de un mago. A las personas que necesitan una curación emocional y espiritual se debería recomendar que acudan al sacramento de la Penitencia. Y no olvidemos que la Eucaristía es la Medicina que contiene todo el Bien de la Iglesia, al tener a Cristo mismo.
 Para ayudar a la educación de la comunidad local sobre este sacramento, cuando se anuncia una celebración comunitaria, podría ser bueno dar unas normas sobre quién puede ser conveniente que se presente a recibido. Para algunos podría ser más claro hablar de los que están "significativamente debilitados a causa de la enfermedad" qué no decir que lo están "seriamente". Un ataque de corazón que requiere un "bypass", o el cáncer, son condiciones de salud que afectan "significativamente" el modo como las personas viven su vida. Un constipado o una alergia puede hacer que alguien se sienta mal, pero por lo general no debilitan "significativamente" las funciones de una persona. Los ancianos que sienten la debilidad de la edad pueden pedir el sacramento, pero no es conveniente aconsejar que lo hagan "todos los que pasan de los 65 años". También es bueno poner énfasis en que este sacramento es el modo como los cristianos que son conscientes de estar unidos a Cristo en su sufrimiento pueden pedir a Dios Padre que les cure y les dé fuerzas.
El sacramento de la Unción de los enfermos permite a la Iglesia continuar con el ministerio curativo del Señor. A través de él, la Iglesia lleva el toque confortante del poder de Dios sobre los que están experimentando la debilidad y las limitaciones físicas de nuestra condición humana y frágil La oración de la Iglesia es que por este sacramento el Señor, en su amor y misericordia, pueda ayudar al que sufre por la gracia del Espíritu Santo y experimentar así la fuerza divina incluso en los momentos de debilidad humana."

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