El paso del Obispo por la Parroquia nos recuerda que somos una Iglesia que está metida en las entrañas del mismo Corazón de Dios, que no somos autónomos sino miembros de una casa común y una familia que nos supera, nos precede y nos da firmeza en la fe.
¿Por qué no rezar esta oración al Espíritu Santo para que nos dé entrañas de misericordia y nos abra los ojos a un paso que no por ser sencillo no es menos histórico... no lo digo por que no se haya producido antes una visita pastoral, sino que lo digo porque así se hace historia de salvación.
El Obispo viene como el Buen Pastor a saludar y visitar el Pueblo que el Propio Cristo le ha entregado, y Don Demetrio lo hace a pie de calle, cercano, como es él, abriendo su corazón a quien le abre las puertas, y amando incluso al desconocido o a aquel que no sabe apreciar que Cristo está en la Iglesia Católica, con todos los medios que Él dispuso.
Habrá quien vea en esta visita una cosa trasnochada... que parece que no "pega" en los tiempos actuales que la familia venga a visitar y a ver cómo anda su familia (pues eso es la Iglesia).
Sin entrar en juicios ni acritudes, los cristianos y los hombres de buen corazón veremos, en su venida, lo que hay:
Un Obispo, que viene en nombre del Señor Jesús, que le preocupa la vida de las personas y que cumpliendo con su deber se está recorriendo como Jesús en Galilea y en Samaria y en Jerusalén las villas, las casas, las escuelitas infantiles, la residencia de Ancianos y los enfermos, los jóvenes, los niños, los necesitados y sobre todo: las almas de las personas que viven en nuestro Barrio de Azahara y de la Electromecánicas, pues ha de ser nuestra parroquia un pueblo de somos una única parroquia en marcha...
Ahí va la oración:
LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Ven, Espíritu de Sabiduría,
ayúdame a juzgar las cosas humanas
según la medida de Dios,
a
apreciar los valores auténticos de la creación,
mirándolos con los mismos ojos
de Dios.
Ven, Espíritu de Entendimiento,
ábreme el corazón para que
vea mejor
los numerosos signos de Dios
que están inscritos en la creación.
Ven, Espíritu de Consejo,
ilumíname sobre lo que debo hacer,
especialmente cuando se trata de opciones importantes,
ayúdame a penetrar en el
verdadero sentido de los valores
evangélicos.
Ven, Espíritu de la Fortaleza,
dame vigor no sólo en
momentos dramáticos,
sino también en las
habituales condiciones
de dificultad por
permanecer fieles al evangelio.
Ven, Espíritu de la Ciencia,
ayúdame a valorar rectamente
las cosas
en su dependencia esencial del
Creador,
a no poner en ellas, sino en Dios, el fin de mi propia vida.
Ven, Espíritu de la Piedad,
infúndeme una nueva capacidad de
amor hacia los hermanos;
hazme partícipe
de la misma mansedumbre del Corazón de Cristo.
Ven, Espíritu del Temor de Dios,
pon en mi corazón el deseo de no disgustar a
Dios,
amado como Padre,
sino de permanecer y crecer en la verdadera caridad.
AMÉN
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